sábado, 1 de marzo de 2008

EL sueño debe continuar

Este es un cuento que nos dejaron en la escuela a ver que les parece.
Hoy es un día muy especial para mi, por fin he logrado uno de mis sueños desde que terminé mi carrera como Director Técnico Profesional a los 24 años, poder dirigir al equipo más popular del país.

Ahora con 38 años de edad; son las ocho de la mañana y después de llevar Ivanna a la escuela me dispongo a bañarme y a deleitarme con un rico desayuno preparado por mi esposa Anahí en compañía de Hanna de apenas un año de edad. La cita en el club es a las 9:30am para ser presentado a medios, justo un día antes de empezar la pretemporada.

Llegó la hora, un protocolo que en lo personal me desagrada, responder siempre las mismas preguntas de los reporteros que buscan la declaración que pueda vender periódicos, ¿Cómo se siente al llegar a una institución tan importante? ¿Promete el título para el equipo?...realmente son cuestionamientos que uno tiene que responder para quedar bien con ellos, no hacerles el feo porque al día siguiente te dan con todo en las portadas.

La cita termina, al fin, ahora me queda reunirme con mi cuerpo técnico para recordar el trabajo a realizar en la pretemporada: primera sesión evaluaciones físicas al día siguiente partir a la playa para desarrollar la resistencia aeróbica y fuerza general de los jugadores además de empezar con aspectos tácticos.

El calendario, difícil como siempre, se empezará con el rival a vencer, el Clásico del torneo, terminada la pretemporada, ahora falta una semana para empezar ésta nueva aventura, los muchachos está en forma deportiva gracias al excelente trabajo de mi preparador físico, se encuentran muy motivados para seguir demostrando que por algo somos el equipo con más afición del país.

Ya de regreso en la ciudad, afinaré detalles en el campo, los movimientos que quiero que se realicen dentro del campo de juego, la práctica termina y el dueño del equipo me manda llamar, -los boletos está agotados para el día del partido- no podemos perder en casa y menos contra el rival, como tu sabes, los resultados del futbol influyen notoriamente sobre el desempeño de las personas es por eso que es casi una obligación el triunfo- comenta; siento una nueva sensación, miedo presión yo que se, lo que me importa en éstos momentos es el preparar bien al equipo para tener un buen desempeño en el terreno de juego.

Una semana en dónde toda la gente habla del partido más importante de la liga, las apuestas está en cualquier parte, los restaurantes y bares hacen su agosto ofreciendo el partido que sólo se transmitirá por sistema satelital, los medios inundan el club al finalizar los entrenamientos, extrañamente hay demasiados aficionados esperando una foto o firma de mis jugadores.

Un día antes del partido, viernes, para ser exactos al fin de la práctica invité a las familias de los jugadores a un asado, a los lejos veo a la entrada Ivanna empujando la carreola de su hermana, escoltada por la mujer más hermosa del mundo, y me pregunto ¿quién dice que un hombre no puede tener a amar a más de una mujer?, se me iluminan los ojos al verlas caminando hacia mi. No hay nada mejor que ante tanta presión de éste trabajo, tener momentos de relax en compañía de tu familia antes de partir al hotel de concentración.

Se acerca la hora de partir; realmente disfruto el poder estar con mi familia recibo una carta de Ivanna la cual no me permite abrir; sólo hasta que me vaya a dormir; la últimas palabras de aliento de mi esposa las repito una y otra vez en mi cabeza por unas cuantas horas. Me despido de mis tres mujeres y doy la orden de que todos debemos abordar el camión que nos llevará al hotel de concentración.

Son aproximadamente veinte minutos de trayecto, se vive un buen ambiente, los jugadores están tranquilos y ansiosos por escuchar el silbatazo inicial. Llegando al hotel nos dirigimos al salón para una breve sesión de video; son las cuatro de la tarde y tienen tiempo libre hasta las ocho de la noche para la cena.

Una hora después me siento a platicar un rato con el capitán del equipo, para ver como se siente en ésta su primera vez como tal, cómo es que ve al grupo y darle unos consejos de más.

El reloj marca las 21:30 horas, los jugadores se dirigen a su cuarto a descansar, he ordenado que las luces se apaguen a las once de la noche y la hora del desayuno es a las nueve de la mañana, para a las 13 horas vernos en la cancha para algunos juegos recreativos y posteriormente una breve charla técnica. Es la hora de leer la carta, un dibujo mío con un balón y palabras de una niña 6 años me hacen pasar una excelente noche.

La hora de salida hacia el estadio ha llegado, dos horas antes de la fecha pactada partimos, el ambiente futbolístico se ve por las calles, en las esquinas vendedores con banderas y otros souvenirs, niños con las caras pintadas, alrededor del inmueble, los vendedores se hacen ricos con su mercancía, los puestos de comida se encuentran llenos; la policía ya está atenta por cualquier indicio de violencia.

En el túnel hacia el vestidor me encuentro con el árbitro del encuentro al que saludo amistosamente acompañado de una pequeña broma. El nerviosismo aborda mi cuerpo; ya siento ansias de que el juez central haga sonar su ocarina para poder vivir un bonito partido. Mis últimas palabras antes del inicio son: ¡Señores, esto no es de echarle huevos, hay que dar el extra, estamos con nuestra gente, nuestra casa, no permitiremos que vengan a chingarnos aquí, vamos a dar ese extra y salir a divertirnos, sale cabrones!

Es la hora del juego, la alineación ya la conocen los jugadores, el momento de saltar a la cancha llegó, ambos equipos salen después de la bandera de la FIFA mientras en el sonido local se escucha el himno de la misma. El Himno Nacional Mexicano es una tradición en los partidos de casa, pero escucharlo de ochenta mil personas es algo único, se enchina la piel, el ritmo cardíaco se acelera; por fin mi debut está en el presente, una vez más las palabras de mi mujer las repaso en la mente.

El silbatazo hace detonar el juego, un partido intenso nos espera, yo trato de disfrutarlo, no me siento en la banca durante los primero cuarenta y cinco minutos; llega el medio tiempo y el marcador está a nuestro favor un gol a cero. Se siente algo de tranquilidad en le vestidor, les doy cinco minutos para la hidratación después de eso les comente en el pizarrón nuestros errores y los aciertos.

Salgo para el segundo tiempo y la afición se muestra contenta, animada por el desempeño del equipo, el equipo contrario ha modificado su sistema, yo confío en que el equipo siga igual. Los silbidos del público se oyen para meterle presión al árbitro de que termine el juego, nos llevamos una victoria contundente de tres a cero, el entrenador rival me felicita, y lo mismo hago con cada uno de mis jugadores y cuerpo técnico.

Sin duda alguna hoy fue un día perfecto, mi debut ha sido con una victoria y lo que más me agrada fue el buen funcionamiento táctico de mis jugadores. Al salir del estadio los ojos se me iluminan al ver de nuevo a mis tres amores a pesar de que la más pequeña se encuentra dormida.

Para finalizar una rica cena preparada por mi suegra nos espera en casa, y vaya sorpresa, mi padres se encuentran ahí mismo, fue sin duda un gran momento el poder debutar en un gran equipo con mis seres queridos viéndome desde las tribunas.

Doy gracias a Dios por tantas bendiciones que he recibido, y no me queda más que seguir trabajando para poder entregar buenas cuentas a la directiva al finalizar el torneo. Momentos antes de apagar las luces mi esposa me dedica una palabras hermosas…el sueño debe continuar.

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